El intendente de Villa Gesell Gustavo Barrera, molesto por la situación vivida junto a su equipo durante una charla con vecinos en Mar Azul el último viernes, decidió recurrir a la justicia para denunciar por «amenazas» a un habitante de Mar Azul y cronista de este medio, Alejandro Cabrera, que lo puso en jaque frente al resto de vecinos y vecinas de la localidad cuando intentaba evadir las respuestas que se le exigían. Si bien no hubo amenazas hacia el mandatario sino más bien reclamos, éste presentó en la justicia una denuncia en ese sentido, lo que ocasionó que a Cabrera se lo notificara sobre una restricción de acercamiento al intendente por 6 meses. La medida que la justicia toma precautoriamente va en contra de la libertad de expresión y afecta directamente la labor periodística que el denunciado ejerce, además es llamativo que en el documento judicial por el cual Cabrera fue notificado no se detalle ni se reproduzcan las supuestas amenazas que el intendente dice haber recibido. Barrera, otra vez, utiliza a la justicia como cómplice de sus actos de censura, ya que democráticamente no puede cumplir su rol de funcionario público ni debatir sin ponerse agresivo con vecinos. Sin embargo quiere renovar su mandato por cuatro años más.
La novedad es escandalosa, el intendente de Villa Gesell Gustavo Barrera denunció el 7 de agosto al vecino y cronista de Por la 3 Alejandro Cabrera, después de una reunión vecinal que se realizó el viernes 4 de agosto en el Comedor Solidario de Mar Azul en lo que fue una ronda de encuentros con todos los precandidatos a intendente de Villa Gesell, organizada por la Asociación Civil del Sur Faro Querandí.
Molesto por la situación vivida junto a su equipo durante la charla con vecinos, el mandatario geselino Gustavo Barrera decidió recurrir a la justicia para denunciar por «amenazas» a un habitante de Mar Azul y cronista de este medio, Alejandro Cabrera, que lo puso en jaque frente al resto de vecinos y vecinas de la localidad cuando intentaba evadir las respuestas que se le exigían.
Si bien las amenazas durante el encuentro no existieron, Barrera presentó en la justicia una denuncia en ese sentido, lo que ocasionó que a Cabrera se lo notificara sobre una restricción de acercamiento al intendente por 6 meses.
Lo llamativo de esta presentación judicial realizada en el Juzgado de Garantías 6 de Villa Gesell Departamento Judicial de Dolores, además, es que la denuncia también hace extensiva como víctima al secretario de Seguridad Mauricio Andersen, quien estuvo en la reunión pero permaneció mucho tiempo fuera de la mesa vecinal. También siembra incertidumbre que no se detallen los hechos concretos que los damnifican a Barrera y a Andersen y los llevan a pedir esta medida de protección.
Lo determinado por la justicia es que la medida restrictiva es para preservar «la integridad emocional y moral de los mencionados y evitar una posible reiteración y cese de hostigamiento hacia los nombrados».
Al ser Cabrera un ciudadano que además ejerce el periodismo, esta estrategia del intendente cercena directamente la libertad de expresión pero también la libertad de prensa, al limitar al cronista en su labor periodística con la imposición de no poder estar presente en coberturas donde los funcionarios públicos estén presentes.
Los hechos, causas y consecuencias de la reunión
La situación concreta relatada por algunos de los presentes es que el intendente se sintió acorralado por el grado de conocimiento de varias irregularidades y deficiencias del gobierno municipal y acciones conflictivas protagonizadas por algunos funcionarios de su gabinete. De hecho, una vecina que estuvo presente en la primera parte de la reunión, contó en diferentes medios de comunicación incluido este, que ella también tuvo un diálogo tenso con Barrera por quien se sintió agredida.
Esta denuncia hecha por el intendente geselino es una maniobra remañida a la que Barrera recurre al no poder dialogar y debatir civilizadamente y haciendo honor al cargo de intendente de la ciudad. Quien pretende renovar su mandato por cuatro años más al mando del distrito, no cesa de recurrir a medidas judiciales como defensa de lo que es una conducción debilitada.
El mismo vecino había expresado inmediatamente luego de la reunión que la ira del funcionario fue tal que tanto la pareja y parte de su gabinete que lo acompañaron, debieron pararlo para que su violencia verbal no terminara en violencia física.
Algunos vecinos le demostraron a Barrera ese día el descontento que tienen por promesas incumplidas y fallas en la gestión, sobre todo en materia de salud, además de resaltar casos específicos sobre la mala administración municipal y la desidia reinante en muchos ámbitos y que motiva reclamos sistemáticos hechos por los vecinos.