El último domingo, en una de las tantas recorridas que realiza para mantenimiento y limpieza, de modo voluntario, el guardaparque Pablo Domínguez concurrió a la zona sur de la Reserva Natural en un lugar donde se encuentran los sitios arqueológicos parte de los cuales fueron recolectados por Fernanda Rizzi y él y que son expuestos en la Casa de la cultura Mercedes Sosa de la localidad de Mar Azul. Lamentablemente, en ese espacio encontraron «un polígono de tiro», lo que generó el enojo de los ambientalistas, que volvieron a hacerse el mismo interrogatorio de siempre: «Nos preguntamos dónde están los que se oponen al Parque Nacional, incluidos varios concejales».
Pablo Domínguez, quien acompañaba a dos escritoras que habían presentado su libro en la Casa de la Cultura y querían conocer la Reserva Natural Faro Querandí, ya que se dedican al tema de ambientalismo, se encontraron en el sector sur de la misma: una fila de más de 50 metros de botellas de vidrio colocadas y enterradas en fila, rotas aparentemente por disparos, en lo que se presume fue un «improvisado polígono de tiro».
Lo descubierto, es una forma más de depredar una Reserva que cada día le queda más grande a un municipio sin control.
Ante esa situación, los ambientalistas publicaron en las redes: «Nos preguntamos dónde están los que se oponen al Parque Nacional, incluidos varios concejales. Sus argumentos de que la reserva nos pertenece sólo a los geselinos, se empiezan a desmoronar ante tanto abandono y desidia».