Testimonios de familias de abrigo confirman que Desarrollo de la Comunidad no se toma en serio el trabajo con los chicos judicializados

No solamente las cosas funcionan mal en la Casa de Abrigo Municipal de Villa Gesell donde viven transitoriamente bebes, niños, niñas y adolescentes, sino que cuando se da en tránsito a los menores a diferentes familias o personas, se hace de una manera tan irresponsable y desordenada que hace que se haga cada vez más difícil conseguir hogares para cuidarlos mientras la justicia define sus situaciones. Personas que funcionaron como «abrigo» aseguran que esto no es de ahora solamente, aunque antes de la nueva conducción del área, las cosas se manejaban un poco mejor. «Ahora son peores», detalló una mujer, que junto a otra, coinciden en las grandes falencias de quienes gestionan.

La situación de los niños, niñas y adolescentes que por decisión de la justicia deben permanecer alejados de su familia debido a una serie de situaciones conflictivas graves, quedó expuesta por una de las cuidadoras que estuvo en el lugar. Pero no solo los detalles en materia edilicia, falta de control y ausencia de atención a la medida de las necesidades de esos menores es preocupante, también desde el Área de Desarrollo de la Comunidad municipal cuando deriva a algunos de esos pequeños a casas de familia de abrigo lo hace en un marco de desprolijidad, informalidad y poco cuidado para suministrarle a esas personas que se ofrecen a cuidar a niños y niñas, las herramientas y recursos necesarios para que puedan cumplir de la mejor manera posible su función.

Una vecina geselina que opta por no dar su identidad para preservar su intimidad, de ahora en más llamada Dana, le detalló a este medio sus experiencias como familia de abrigo y la determinación de no seguir haciendo la labor «mientras que las cosas sigan de esta manera», confesó.

«Este año tuve dos de tres hermanitos que me dejaron, una nena de 5 años y el bebe de un 1 año y 8 meses, los tuve unos días hasta que me cansé del manoseo», contó Dana.

«Realmente les importa muy poco los nenes, por eso es que no tienen familias de abrigo, ya que te dan los niños con lo puesto y vos te arreglas con lo demás un desastre», detalló la mujer. Y agregó: Yo no pude seguir con esos pequeños porque todos los días me decían mañana te llevo mercadería y los remedios y me cansé de esperar».

La mujer detalló que les prometen alimentos para los chicos, pero en su caso «solo leche en polvo trajeron». En cuanto a la vestimenta, mencionó que a la nena debió ponerle calzoncillos de sus hijos.

«La nena tenía piojera y ni me lo informaron», advirtió sobre el problema que significaba el contagio a sus hijos más chico. «Se le caían los piojos de la cabeza, pobre nena», lamentó.

La mujer transmitió lo que a simple entender es una despreocupación y desidia importante. «Ni bien me los dejaron los bañé y a la nena le dejaron dos calzas y un buzo nada más. Después mandaron bolsas de ropa sin revisar y era para adultos… no lo podía creer!»

Sobre los alimentos que el área social del municipio se compromete a hacer llegar a las casas, detalló: «Los chicos son pequeños, necesitan más que leche en polvo, necesitan frutas, yogur, galletas, otras comidas y nada de eso trajeron». Y agregó: «Cada día que venían me decían mañana te llevan».

«Lamentablemente tuve que decirles vení a buscarlos, ya no puedo», contó la mujer que no podía solventar todos los gastos que el cuidado de los pequeños requería, ya que «la promesa es que ellos se encargan de todo lo que los chicos necesitan».

«Una vez cuando fui a la casa de abrigo a llevarlos a ver a su hermano mayor salí horrorizada con las cosas que vi ahí», dijo con impotencia.

Sobr el bebe que tuvo en su casa, contó que es un gordo de un año y ocho meses que no sabe caminar, pero aseguró: «En el tiempo que estuvo conmigo lo intentó y casi se larga, lo que les falta es atención y cuidados».

Ante la consulta sobre los requisitos que le pidieron para ser familia de abrigo, Dana dijo: «No hay requisitos. Yo me anoté, vino una trabajadora social a mi casa y nada más.

Sobre otro menor que también pasó por su casa para abrigo, que había sido abusado sexualmente, aseguró que «ni ayuda psicológica le daban». Muchos chicos, muchas historias en estos años, no creo que mucha gente pueda ayudar porque las situaciones de los nenes son complicadas y tenés que moverte sola para todo, con los médicos, todo porque ellos no se responsabilizan de nada».

«Con el cambio de personal pensé que habían cambiado las cosas pero no, fue peor», se lamentó la vecina.

Otro testimonio de una mujer que también pasó por la experiencia de ser un hogar de tránsito, replica exactamente las mismas situaciones. El año pasado se supone que debían darle 10.000 pesos para comprar los alimentos y cosas para los chicos y demoraban en dárselo. Finalmente su familia y gente cercana ayudaba con los gastos.

En en año 2019, la municipalidad de Villa Gesell detallaba en una gacetilla municipal el siguiente texto sobre los hogares de abrigo:

«La idea del registro, y para no seguir vulnerando los derechos de estos jóvenes desde el propio estado; es que permanezcan en territorio con una familia que pueda brindar cariño, abrigo y contención y que, estos chicos, puedan seguir vinculados a sus familiares cercanos. Con este registro se pretende evitar que sean institucionalizados».

En la gacetilla se resaltaba que «se sabe que la institucionalización vulnera mucho más los derechos de estos niños». Hoy y con la información que ha salido a la luz gracias a una cuidadora que decidió buscar ayuda y no quedarse con la impotencia de saber cómo se descuida y abandona a estos niños, niñas y adolescentes, la frase de la comunicación de prensa brindada por las autoridades del área de Acción Social de ese momento, causa indignación y pone en un lugar gravísimo a quienes ocupan las funciones responsables de garantizar derechos del niño y hacen todo lo contrario, como también a quienes conocen de cerca estas situación tristes de menores desamparados y optan por callarse, no meterse y ejercer de alguna manera la complicidad para que todo siga funcionando igual.

Cinco años después, por estos días, la Municipalidad sale de nuevo a difundir los programas de abrigo, ya con las denuncias viralizadas en las redes locales y expone sin tanta perorata que «la Secretaría de Desarrollo de la Comunidad informa que se encuentra abierta la convocatoria de familias dispuestas a acoger transitoriamente a niños, niñas y adolescentes que se encuentren bajo medida de protección excepcional.

Los requisitos son ser mayor de 18 años, no poseer antecedentes penales, no estar inscripto en el registro único de adopción y no ser deudor de la cuota alimentaria. Que la inscripción se realiza en el servicio local de promoción y protección de los derechos del niño, ubicado en el Paseo 107 entre Avenidas 4 y 5. Su correo electrónico es: serviciolocalvg@hotmail.com.ar».

La Justicia, por su lado, ocupa un rol muy importante en esta cadena de descuidos y renovación de abandono, porque no controla lo que puede descontrolarse en manos de funcionarios incapaces, insensibles, irresponsables y con poca humanidad.

La provincia de Buenos Aires, máxima encargada de que estos programas funciones, también debería estar presente en estos procedimientos, más allá de la inauguración a la que los funcionarios concurren con sus mejores discursos y sonrisas, mientras entre todos sostienen la mentira que sigue dañando la vida de estos menores.