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A tres años y 3 meses del asesinato de Fernando Báez Sosa, vecinos limpiaron el árbol santuario

El árbol que se convirtió en un santuario a través del involucramiento, el compromiso y el dolor por el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell por parte de miles de personas a través de estos 3 años y 3 meses, contó con las manos de los vecinos de siempre que pusieron orden y amor en las condiciones del lugar. «Colocamos piedritas, limpiamos, podamos y ordenamos los objetos que la gente deja en ese espacio», contaron a este medio los integrantes del grupo Justicia por Fernando Villa Gesell.

Ayer se cumplieron tres años y tres meses del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell y si bien el caso que estremeció no solo al país entero, sino a miles de personas en el mundo tuvo su instancia de justicia el último mes de enero durante el cual el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores, condenó a los culpables, el dolor y la empatía con la familia del joven porteño que vacacionó en Gesell cuando fue emboscado y atacado hasta la muerte en la Avenida 3 del centro geselino sigue estando vigente y es el árbol convertido en santuario, donde la concentración del pedido de justicia y el amor permanecen indemnes.

«Nuevamente limpiamos el arbolito de Fernando, colocamos piedras, limpiamos todo a full, podamos y el lugar quedó impecable y también juntamos la basura», contaron a este medio vecinos que integran el grupo Justicia por Fernando Villa Gesell.

«Fernando no eligió que lo asesinen en este lugar, por eso algunos comentarios de gente de acá que nos dicen por qué no hacemos un altar en nuestras casas ya que les parece que la vereda donde está el santuario parece un cementerio, nos parecen muy tristes. Creo que a ellos no les gustaría que si pierden a un hijo borren su memoria», expresa Sabrina, una de las primeras vecinas que se hizo presente en la vereda de Le Brique al otro día del asesinato cuando desde el boliche se intentaba abrir como si nada hubiese pasado.

Sobre los dimes y diretes que la existencia del santuario ocasionó desde ese momento entre quienes consideran que el árbol y todo lo que la gente deja en él no debe tocarse y los que creen que no es beneficioso que siga siendo un lugar de encuentro y exposición del terrible crimen, Sabrina confesó: «Nunca vamos a unirnos cómo sociedad, dejamos mucho que desear».

«Fernando jamás será olvidado, le pese a quien le pese», detalló la vecina que tiene diálogo con los padres y familiares de Báéz Sosa y comunicación estrecha con todos los representantes de los grupos del resto del país.

«Todos los administradores de los grupos por Fernando se comunicaron para darnos apoyo si es necesario. Dejaron en claro que somos 44 millones contra 5 comercios sin empatía, que son los que suelen tratar de que el santuario deje de ser lo que es. Queremos que el santuario siga en su lugar hasta que la familia tome alguna decisión, por eso seguimos agradeciendo a todos los que siempre acompañan de lejos o cerca, pero están», aclaró.

El santuario ahora tiene además, la compañía de una estrella blanca a pocos centímetros sobre la calle, que un vecino tatuador de Gesell pintó en honor a Fernando.

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