Tres días después del crimen de Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020 en nuestra ciudad, el intendente Gustavo Barrera salió a las apuradas con dos medidas para calmar a la opinión pública y mostrarse proactivo frente al ineficaz operativo de nocturnidad acontecido ese verano. Tras la conmoción por la vida perdida del joven turista en manos de los brutales rugbiers, el mandatario local que no tuvo ninguna reacción inmediata acorde a la gravedad de lo sucedido en la descontrolada noche geselina de esa temporada, escribió dos decretos que nunca fueron tratados por el Concejo Deliberante, ni ese verano ni después. Uno prohibía el consumo de alcohol en lugares públicos y el otro amenazaba con desterrar los boliches en el distrito. La espuma duró unas semanas y hoy, que se está llevando adelante el juicio por el crimen, la gestión municipal hace barrer las playas donde la juventud se junta a bailar, beber y divertirse con el discurso del cumplimiento de la ordenanza que no fue.
Los manotazos de ahogado de la gestión municipal ante situaciones problemáticas y conflictivas que dejan evidencias la ausencia de responsabilidad y resaltan las desinteligencias del gobierno son moneda corriente, pero esta no es una más.
Tres días después del crimen de Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020 en nuestra ciudad, el intendente Gustavo Barrera salió a las apuradas con dos medidas para calmar a la opinión pública y mostrarse proactivo frente al ineficaz operativo de nocturnidad acontecido ese verano.
Tras la conmoción por la vida perdida del joven turista en manos de los brutales rugbiers, el mandatario local que no tuvo ninguna reacción inmediata acorde a la gravedad de lo sucedido en la descontrolada noche geselina de esa temporada y atolondradamente escribió dos decretos que nunca fueron tratados por el Concejo Deliberante ni ese verano ni después.
En medio del silencio al que se llamó Gustavo Barrera las primeras horas después del crimen del que habló y habla el país, el mandatario salió con un decreto que anunciaba la prohibición de consumo de alcohol en lugares públicos. Todos los medios se hicieron eco en ese momento de la medida y escribían, como fue el caso de Crónica: «El intendente de la localidad balnearia de Villa Gesell, Gustavo Barrera, decretó una prohibición al consumo de bebidas alcohólicas en la calle, playas y otros espacios públicos, y la resolución, que establece multas de hasta 34,000 pesos, ingresará en vigencia una vez que sea aprobada por el Concejo Deliberante, donde cuenta con quórum propio».
Asimismo, se leía en las noticias tanto locales como nacionales, que el documento establece que «se extiende la prohibición al gasto de bebidas alcohólicas mediante máquinas expendedoras automáticas. Y al consumo de bebidas alcohólicas dentro de vehículos automotores, públicos y / o privados«.
Hoy, tres años después, este medio pudo confirmar que dicho decreto no fue tratado por el Concejo Deliberante geselino y la noticia se disolvió en el tiempo, hasta hoy que casualmente, con el desarrollo del juicio por el asesinato de Fernando, cuyo próximo 18 de enero se cumplen 3 años del brutal ataque mortal.
Otro proyecto que sacó de la galera el intendente por esos convulsionados días fue el que anticipaba que pretendía discutir si deberían erradicar los boliches en la ciudad. «Se envió un proyecto de ordenanza, que se comenzará tratar los primeros días de marzo, para estudiar si es conveniente seguir teniendo habilitadas o no las discotecas que están”, confirmó en febrero de 2022 el jefe comunal, en declaraciones a C5N, con respecto a la vida nocturna de Villa Gesell.
La espuma duró unas semanas y nunca se discutió esa iniciativa. Por ese entonces Infobae publicaba que la iniciativa afectaría tanto al conocido Pueblo Límite, que se encuentra sobre el acceso a la ciudad, como a los locales ubicados en el centro, tal es el caso de Le Brique, el boliche del que sacaron a los rugbiers antes del brutal ataque a Báez Sosa. “Tenemos que analizar qué clase de turistas queremos”, dijo Barerra. Y agregó: «Acá también intervienen otros factores. Tenemos discotecas en pleno centro que no permiten descansar a los vecinos”.
Declaraciones mediáticas, preocupaciones simuladas y actuaciones, nunca mejor dicho, de un intendente que no dudó de generar material para la prensa en un momento donde el distrito que gobierna era mirado por todo un país, que a diferencia de esta gestión municipal, entendió la gravedad de lo sucedido y acompañó a la familia de Báez Sosa sin dudar.
Hoy, que se está llevando adelante el juicio por el crimen, la gestión municipal hace barrer las playas donde la juventud se junta a bailar, beber y divertirse con el discurso del cumplimiento de la ordenanza que no fue. Operativo que no se ejecutó en los festejos céntricos en los diferentes partidos del Mundial de Fútbol donde el consumo de alcohol en la vía publica quedó expuesto ante los ojos de todos.
También hoy queda en evidencia que la nocturnidad geselina, salvo la disco Le Brique, no sufrió modificaciones ni tuvo ningún tipo de análisis ni debate a cargo de los concejales.
Por la actuación de la UTOI en las playas céntricas de la ciudad que se está haciendo este verano, los concejales de Juntos realizaron la semana pasada una presentación en la justicia sobre el fundamento de dicho accionar, ya que no se realiza en ninguna otra playa bonaerense y se espera la respuesta de la justicia al respecto.
